Richard Krajicek… Recordando Wimbledon 1996
En el único torneo sobre hierba en Europa continental, el césped es húmedo y la pelota bota poco. Richard Krajicek está lejos de ser positivo. Su estado de ánimo y el de su entrenador, Rohan Goetzke, ha ido empeorando poco a poco. Las apretadas victorias ante Jacco Eltingh y Hendrik Jan Davids son el preludio de la derrota por 6-4, 7-5, frente a Paul Haarhuis. Goetzke está que echa humo.
“Fue un resultado inesperado”, recuerda Goetzke, su entrenador australiano durante casi seis años. “Él estaba pegando bien la bola, pero no tenía confianza”.
“No estaba motivado para jugar”, admite Krajicek. “Durante mi carrera, luché contra mí mismo, así como frente a mis rivales. Había veces en los entrenamientos, que mi entrenador se sacudía la cabeza. Mi actitud no era mala, ni siquiera eso… Me estaba volviendo loco. Era demasiado perfeccionista”.
Goetzke le dijo a Krajicek: “No hay nada mal en tu juego. Sacas y restas bien. ¡Eres un llorón!”.
“Si te vas de vacaciones, me voy. Wimbledon es el torneo más grande del año. Vas a mirar atrás en tu carrera y te preguntarás qué hiciste. ¡Haz algo!”.
Vacaciones reveladoras
“Habíamos planteado ir a Austria para pasar unas vacaciones deportivas”, recuerda veinte años después su mujer, Daphne Deckers. “Richard fue siempre mejorando con Rohan, aunque la vida del tenis profesional es enormemente estresante para todas las partes”.
Krajicek se tomó su tiempo. Pero pronto llamó a Goetzke, listo para trabajar. Se dirigieron a Londres. “Puedes ganar esto”, dijo Goetzke a Krajicek. “Puedes llegar lejos. Necesitas disfrutar el proceso, el camino”.
“Decidimos entrenar en pista dura, ya que siempre me costó coger ritmo”, recuerda Krajicek. “Mi juego no daba demasiado ritmo, pero los puntos eran tan cortos que después de unos cuantos días en hierba, sentí que estaba jugando peor y peor. Quizás estaba sacando y voleando bien, pero no tenía timing. Estaba leyendo el reportaje sobre la victoria de Andre Agassi en Wimbledon 1992: apenas pasó tiempo sobre hierba. Lo hizo sobre cemento. Sólo quería ritmo. Golpeé unas cuantas veces en pista dura, sólo 20 minutos al día, así mantuve una buena sensación”.
A sus 24 años, Krajicek ya había superado dos lesiones de rodilla y también había estado fuera de las pistas durante cinco meses sin tener que pasar por quirófano. “Mi rodilla siempre me daba problemas”, explica Krajicek. “Era parte de mi cuerpo. Era bastante fuerte, pero porque siempre sacaba y voleaba. Era alto y tenía más opciones de lesionarme. Esto era lo negativo, pero la ventaja era que fui capaz de jugar como lo hice”.
Con dos derrotas en su estreno en Wimbledon ante jugadores que rendían bien sobre hierba como Darren Cahill en 1994 y Bryan Shelton en 1995, el principal objetivo de Krajicek era superar la primera ronda. A pesar de ser el No. 14 del Emirates Ranking ATP, no estaba en la lista de 16 cabezas de serie. Pero el número 2 del ranking Thomas Muster se retiró debido a una lesión en el muslo izquierdo que se produjo en The Queen’s Club. El anuncio se produjo el 20 de junio, después de que el austriaco cediese 4-6, 6-2, 6-1 ante Brett Steven en el Gerry Weber Open en Halle. Krajicek reemplazó a Muster. Faltaban tres días para que arrancase Wimbledon.
Krajicek se enfrenta a Steven en el ‘cementerio’. Pista 2
“No estaba centrado”, recuerda Stanley Franker, que en ese momento era el capitán holandés de Copa Davis. “Lo estaba intentando, así que sería duro perder el partido. Recuerdo salir de la pista, porque era muy frustrante”.
“En tercera ronda hubo mal tiempo, viento y frío”, comenta Krajicek. “Volví a mi negatividad, a mis antiguas formas durante el primer y segundo set. Gané el primero 7-6(5), pero perdí el segundo 6-7(5)”.
Con 1-4 abajo en la tercera manga, Krajicek estaba al borde del abismo.
“Entonces conecté mi cabeza”, revela Krajicek. “Vale, vamos a dejar de quejarnos y a jugar, me dije. Fue probablemente el partido más importante mentalmente”.
“Volví a verlo renacer”, afirma Franker.
Goetzke recuerda: “Después le pregunté: ¿estás bien? Él me dijo: No necesitas decirme nada, estoy bien. Fue como volver a sus días de juventud…”.
Krajicek conoció por primera vez a Goetzke con 16 años en un gira europea de cuatro semanas en 1989. Se cayeron bien y el juego de Krajicek se desarrolló continuamente en sus entrenamientos con nombres como los de Paul Dogger o Eltingh.
“No dio la sensación de inmediato de que podía llegar, como pasa con otros júniors”, confiesa Goetzke. “Richard era competitivo y quería ganar, pero se frustraba fácilmente. Aprendió a ser un profesional”.
Con 10 años, no tenía grandes golpes”, admite Franker. “Pero tenía un gran juego. Era un poco vago, pero trabajó su actitud y respondió bien. Más tarde creció y era totalmente descoordinado. Pero su cuerpo se desarrolló. Rohan y Richard hacían un equipo fantástico”.
“Él quería ganar y pelear”, admite Franker. “Pero costó mucha energía y tiempo. Recuerdo que se vino abajo en un entrenamiento, cuando estaba jugando contra chicos más jóvenes, antes de ir a los Indoors de Stuttgart en 1991. Era una montaña rusa”.
Krajicek dice: “Rohan siempre sabía cuándo ser duro conmigo y cuando tomárselo con calma. Me ayudó a mejorar como jugador y a ser una persona más feliz”.
“Fui duro con algunos jugadores sin importar quién era”, dice Franker que ayudó a forjar un patrón para los jugadores holandeses en la década de los 80 y los 90. “Si veían mi cara, sabían que había que trabajar duro. Tenías que ser 100% profesional, de otra manera no podrías jugar para Holanda. Había que dar ejemplo”.
Peter Wessels es otro producto del sistema holandés. Uno de los mejores junior que fue convocado por Goetzke para entrenar con Krajicek, después de su victoria en segunda ronda ante Derrick Rostagno. “Peter era alguien que Richard conocía”, afirma Goetzke. “Alguien con quien se sentía a gusto, así que le permitió relajarse”.
“Al principio, estuvimos cerca de irnos a un revés a dos manos. El revés de Richard era su debilidad, su peor golpe. Pero tenía un gran servicio, era bueno en la red y tenía buenos movimientos. En estático, trató de perfeccionar su revés, trabajamos en su potencia. Fue entonces difícil encontrar un agujero en su juego”.
Las sesiones entre Krajicek y Wessels no fueron demasiado largas, una hora o menos al día. “Le recuerdo bastante relajado, pero muy centrado y con determinación”, recuerda Wessels que ahora está afincado en los Emiratos Árabes Unidos. “En el pasado, entrenaban la precisión del servicio apuntando a cajas de muesli colocadas en el cuadro de saque. Ambos odiábamos esas barritas, si uno de nosotros acertaba, el otro tenía que comerse una. Recuerdo darle, pero él nunca comió…”.
“Para mí, personalmente, le veía de manera diferente en la pista respecto a otros torneos donde le había visto jugar. En las sesiones de entrenamiento, estaba un poco más positivo de lo normal. A veces se venía abajo o incluso se ponía un poco de mal humor cuando las cosas no salían como él quería, pero lo no vi así durante todo el torneo”.
“Me motivó que lo hiciera tan bien. Tenía en mi cabeza que podría ser una gran historia que dos holandeses ganasen Wimbledon el mismo año”.
Hacía tres años desde que Krajicek jugó por primera vez en la Centre Court, cuando perdió con el campeón defensor Andre Agassi por 7-5, 7-6(7), 7-6(8) en la cuarta ronda de 1993. Durante los dos días anteriores, estuvo lloviendo en Londres. Krajicek detuvo a Michael Stich, uno de los jugadores más talentosos de manera innata en este deporte, en un duro encuentro de cuarta ronda, gracias a una actuación realmente agresiva. Hoy, miércoles 3 de julio, Krajicek está con la confianza de que puede superar a Pete Sampras, tres veces campeón, en una puesta en escena en el mayor escenario del deporte. Se han enfrentado cuatro veces, pero nunca desde el París Indoors a finales de 1994.
“Siempre jugué bien ante Pete”, admite Krajicek que salvó 5 opciones de break en el tercer juego que duró 12 minutos. “Sabía que tenía enfrente a un gran corredor”. Con interrupciones de lluvia con 2-2 en el primer set, Sir Cliff Richard, un miembro del All England Club fue animado a cantar por el director ejecutivo, Christopher Gorringe, durante la suspensión de 3 horas y 40 minutos. Una petición de una canción ‘Summer Holiday’ se convirtió en un concierto improvisado, contando con la colaboración de Pam Shriver, Conchita Martínez, Gigi Fernández, Virginia Wade y, finalmente, con Martina Navartilova. Durante el retraso por lluvia, Krajicek aguardó “relajado, sólo haciendo cosas que pudiesen ayudarle a sentirse bien”.
“Una vez que gané ese tercer juego y fuimos al 4-4 y al 5-5, me sorprendió lo bien que jugó. Me sorprendió lo bien que empezó. Con mucha energía. Se sentía realmente bien en la pista. Era un Pete Sampras diferente a otras veces. Pero pude detenerle, salvar todas esas oportunidades de break y sentí que ese nivel de energía fue bajando un poco. Él sabía que yo podía estar un poco intimidado en la Centre Court. Si Pete me hubiese roto en el tercer juego, pienso que todo habría sido totalmente diferente. Tuve un poco de suerte, pero desde el 4-4 se igualó”.
El segundo parcial tuvo una duración de una hora y 37 minutos. El tercero, 51 minutos. Con una ventaja de dos sets a cero y 1-1 en el tercer set, Krajicek conectó su aces número 23, y a pesar de que el cielo lucía azul, los jugadores tuvieron que volver al vestuario. Krajicek y Sampras no regresaron hasta el día siguiente. “La razón por la que no se podía jugar era porque uno de los encargados de cubrir la pista, cayó debajo de la lona dejando expuesta la pista”, recuerda Krajicek. El fisio Ene Jan Naaktgeboren se puso a trabajar en el hombro cada vez más dolorido de Krajicek. “El juego fue cancelado casi de inmediato”.
“Muchas veces ves jugadores top que compiten y están luchando en el inicio de un torneo, luego comenten un error o bien ocurre algo, y cambia su suerte. En mi cabeza, esperé que esto no fuese algo que salvase a Pete. Quizás, si hubiésemos vuelto, el partido podría haber cambiado. Por yo estaba flojeando y él estaba dando guerra. Al final, él tuvo una noche para reunirse con su entrenador y yo tuve una noche para pensar en lo que podría ocurrir”.
Goetzke recuerda: “A Pete no le gustaba jugar con Richard. Siempre se sentía en los partidos con Pete y era demasiado pedir remontar dos sets a cero. Richard se reordenó y se llevó el duelo al día siguiente”.