El circuito ATP Tour era bastante diferente a finales de la temporada 2021. En la cima del vestuario, Novak Djokovic coleccionaba Grand Slam a un ritmo de vértigo, haciendo suyos tres majors en un solo curso. La figura de Rafael Nadal seguía en activo, asestando sus últimos golpes de autoridad en citas nobles de arcilla como Roma y Barcelona. Y el aroma de un posible relevo era todavía bastante leve, con el No. 10 mundial en manos de un Jannik Sinner recién asomado a sus primeros títulos.
En ese escenario emergente, el impulso de Carlos Alcaraz había sido uno de los fenómenos más emocionantes de la temporada. Con apenas 18 años y más ilusión que experiencia, el murciano firmó un ascenso vertiginoso en el vestuario, alertado al observar una colección de méritos impropios de su edad. Al margen de levantar su primer trofeo en Umag o escalar hasta los cuartos de final en su primera visita al US Open, un aviso atroz de su potencial, el español impuso su tenis a base de consistencia.
En su primera temporada a tiempo completo en el ATP Tour, un umbral donde los golpes tiemblan ante un nuevo nivel, las victorias de Carlos prácticamente duplicaron a sus derrotas (32-17). Esa inmensa capacidad de aprendizaje, que lo catapultó del No. 146 al No. 32 en apenas una temporada, sería el mejor preludio de lo que estaba por llegar.
Su última parada en la temporada, claro, fueron las Next Gen ATP Finals presented by PIF. En el evento que reúne al mejor talento menor de 20 años cada temporada, donde llegó incluso con una temporada de adelanto, Alcaraz demostró que su carrera transcurriría a un ritmo diferente al habitual.
El formato frenético del torneo, donde los sets se disputan al mejor de cuatro juegos y las ventajas ni siquiera existen, multiplicando los momentos de tensión, Alcaraz se encontró como pez en el agua. Un jugador nacido para el frenesí sobre la pista y la adrenalina en cada golpe dominó de principio a fin un torneo fugaz, donde las decisiones rápidas son el único camino. El murciano, que derrotó a Sebastian Korda en la final, después de batir a figuras como Sebastián Báez, Juan Manuel Cerúndolo, Brandon Nakashima o Holger Rune, levantó el torneo cediendo apenas un parcial. Algo nunca visto en un evento donde las curvas parecen algo necesario.
Ese instinto de supervivencia, subrayado justo antes de terminar la temporada, dejaría a Alcaraz señalado como figura a seguir en 2022. El murciano tomaba el testigo de Sinner como rey de las Next Gen ATP Finals y el aroma de futuro era ya prácticamente imposible de ignorar.
Con el conocimiento de causa que da la distancia corta, Juan Carlos Ferrero observaba en una entrevista con ATPTour.com un momento clave en la joven carrera del murciano. “Si mantiene este progreso, cumplirá 19 años, habrá acumulado más experiencia sobre la pista, disputado muchos partidos de calidad ante muy buenos jugadores y todo sigue por donde creo que debe ir, el año que viene será… interesante”.
La temporada 2022, con Alcaraz convertido en el No. 1 más joven en la historia del PIF ATP Rankings tras conquistar su primer Grand Slam en el US Open, le dio la razón. El salto fue tan inmenso como ilusionante: de las Next Gen ATP Finals a la cima del deporte.