
El 11 de septiembre de 2001 es una de esas fechas que han quedado grabadas para siempre en la memoria colectiva. El impacto de dos aviones contra las Torres Gemelas en Nueva York y uno más en el Pentágono en Washington dejó una de las imágenes más aterradoras del siglo XXI.
Caprichos del destino, ese mismo día —un martes— Rafael Nadal tenía fijado su primer partido profesional en el Club Deportivo Brezo Osuna de Madrid para disputar un torneo de categoría Futures que se disputaba en la capital de España sobre pista dura. Al otro lado de la red, le esperaba su compatriota Guillermo Platel.
Por entonces, Rafael —que apenas tenía 15 años— era conocido, además de por ser uno de los talentos de futuro con más potencial, por ser el sobrino de Miguel Ángel Nadal, futbolista del FC Barcelona y de la selección española. Por todos estos condicionantes, el joven invitado no era extraño para Platel.
Y poco tardó en exhibir las virtudes por las que tanto se hablaba de él en España como uno de los jugadores a tener en cuenta más pronto que tarde. Nadal dejó el primer set de su lado por 6-2. Y casi sin darle tiempo a aceptar la situación a su rival, siete años mayor que él (22), también se adelantó en el segundo por 5-2.
El manacorense estaba muy cerca de sumar sus primeros puntos para el PIF ATP Rankings. Pero más allá de la autoridad del resultado, lo que más sorprendía a todos los presentes ese día en el club madrileño era la madurez tan poco habitual en un chico de su edad. Mucho más, cómo fue encajando las oportunidades que fue desperdiciando en forma de punto de partido.
Nadal llegó a tener hasta 13 ‘match points’ a su favor en el segundo set, pero no consiguió convertir ninguno de ellos. Cada vez que se le escapaba una oportunidad, se animaba y seguía. Perdía, no se quejaba y seguía. Sin embargo, Platel aprovechó su mayor experiencia para escapar de las amenazas y acabar ganando el set… y el partido (2-6, 7-5, 6-2).
Poco después, la frustración quedó a un lado. La dimensión de la tragedia que contemplaron en la televisión, en un lugar donde Nadal había estado de vacaciones con su familia apenas unos meses antes dejó en un segundo plano todo lo que ese día ocurrió en la pista.
Eso sí, tan solo una semana después, sumaría sus primeros cinco puntos para el PIF ATP Rankings en la primera ronda del ATP Challenger de Sevilla. Pero esa ya es otra historia.