La sonrisa de Pablo Carreño Busta en la Pista 8 de Melbourne Park resumió el sentir de un jugador recuperado para la causa. El asturiano, al que una lesión de codo le obligó a parar en seco en el esplendor de su carrera, se reencontró este martes con una vieja amiga en el Abierto de Australia: una victoria de Grand Slam tras dos años de espera.
El triunfo ante el polaco Yamil Majchrzak, un hombre rodado desde la fase previa al que anuló 6-4, 6-4, 6-3, fue el último eslabón de una cadena de tenacidad en manos del español. Con meses de visitas al quirófano, dudas sobre el futuro y ganas por regresar a la competición, el verdadero motor que ha movido su cuerpo, Carreño recogió los frutos de una perseverancia a prueba de retos.
“Hacía dos años que no ganaba en un Grand Slam. Un año y medio porque no los había jugado y medio año porque no es fácil empezar después de tanto tiempo”, reconoció el gijonés, al una tendinitis en el codo derecho le apartó casi por completo de la competición entre febrero 2023 y mayo de 2024.
“En los primeros torneos que jugué después de la lesión todavía me faltaba mucho por hacer, todavía tenía algo de molestias. No estaba libre de dolores. Pero ahora sí estoy libre de toda molestia”, desveló el español. “Me encuentro muy bien otra vez. Me falta todavía camino por recorrer. Sé que no va a ser fácil pero sé lo que hay que hacer. Y eso es una ventaja. La experiencia, en este caso, me juega a favor”.
En ese largo camino, Carreño afronta una temporada de importantes cambios en su entorno cercano. Tras completar una amplísima etapa profesional en compañía de Samuel López, ahora integrado en el equipo técnico de Carlos Alcaraz, el asturiano dejó atrás su estancia en Villena para regresar a Barcelona. Desde la Ciudad Condal, donde comenzó su sueño de ser tenista profesional, buscará recuperar el nivel que le llevó al Top 10 del PIF ATP Rankings en el esplendor de su carrera. Bajo los consejos de Víctor López Morón y la supervisión de Albert Costa, el gijonés dio este martes un paso muy especial en Melbourne.
“Para poder estar al nivel, no solo de ganar primeras rondas sino de llegar lejos en estos torneos, todavía me falta. Pero este ha sido un paso importante. Además, por la manera en que lo he hecho, bastante contundente, con confianza, creyendo en mí y en el camino que estamos recorriendo. Me siento contento por eso, es un paso importante hacia delante”.
“No me emociono porque llevo unos meses sin dolor en el brazo. Ya me lo puedo creer. Todo ha salido bien y todo el esfuerzo ha servido. He tenido la recompensa de poder seguir disfrutando en la pista de jugar y no pensando todo el rato en el codo”, explicó Carreño, radiante tras un triunfo de enorme significado. “Me faltaba sentirme cómodo en pista con mi juego y con el resto de mi cuerpo. Cuando llevas tanto tiempo parado, no es solo el problema del codo, sino que el resto del cuerpo también tiene que acostumbrarse. Pero eso ya queda en el pasado. Ahora puedo centrarme en seguir mejorando”.
Si la resistencia del cuerpo es una garantía afianzada por el español, Melbourne le entrega un bandeja una prueba impecable. Carreño enfrentará en la segunda ronda del torneo al estadounidense Ben Shelton, uno de los sacadores más inclementes del circuito. En ese horizonte de reflejos afilados y golpes duros como el acero, donde la plenitud física parece un atributo obligatorio, tendrá que convivir el asturiano.
“Tengo que intentar aprovecharlo. El que tiene que ganar ahora mismo es él, yo estoy 180 del mundo y vengo un poco para volver a coger el ritmo. Ben es cabeza de serie y tiene una oportunidad de hacer un gran torneo aquí. Tengo que intentar volver a disfrutar en pista como he hecho hoy. Voy a intentar ser valiente, agresivo, confiar en mi juego. Será un partido difícil pero bonito. Tengo muchas ganas de estar ahí otra vez”.
