Alexander Zverev tuvo que tragar saliva para digerir lo vivido este domingo en el Abierto de Australia, donde entregó la tercera final de Grand Slam de su carrera. El alemán, superado en tres parciales por un impecable Jannik Sinner, terminó la noche entre lágrimas, sintiéndose incapaz de acercarse al sueño de colocar un major en su vitrina.
“Hoy me ha superado por completo”, explicó Alexander, resignado a la superioridad de su rival. “Desde el fondo de la pista me ha desbordado totalmente. He sacado mejor que él, pero nada más. Es mejor que yo en todo lo demás. Se mueve mejor que yo, golpea la derecha mejor que yo, golpea el revés mejor que yo, resta mejor que yo, volea mejor que yo,… En el tenis hay cinco o seis golpes principales, son factores decisivos, y él es superior en cuatro o cinco de ellos. Es la razón por la que ha ganado. Hoy ha merecido la victoria”.
El de Hamburgo, que afronta a los 27 años la plenitud de su carrera, sigue dando pasos para atrapar un título que le haría entrar en la historia del deporte. Con múltiples ATP Masters 1000, un oro olímpico, dos coronas de las Nitto ATP Finals, no hay un jugador que haya acumulado tantos méritos en el expediente sin colocar la guinda de un Grand Slam a su esfuerzo. Una realidad que parece bien conocida en los pensamientos del germano.
“No quiero terminar mi carrera siendo el mejor jugador que no levantó un Grand Slam”, aseguró el No. 2 mundial, ambicioso a la hora de colocar con una claridad cristalina el objetivo en sus pensamientos. “Seguiré esforzándome al máximo para ganar uno de esos trofeos”.
Aunque Zverev dominaba el historial Lexus ATP Head2Head (4-2) antes de disputar la final, el alemán nunca había vencido a Sinner como campeón de Grand Slam. El italiano, convertido en una fuerza dominante del circuito desde el inicio de 2024, impuso un abanico de virtudes que el alemán conoce de primera mano.
“Es muy, muy parecido a Novak cuando estaba en su mejor nivel”, señaló sin dudarlo. "Son jugadores que apenas fallan. Te hacen sentir que debes romper la pelota para tener opciones de pelotear ante ellos. Es muy complicado ganar un punto desde el fondo, ante Novak y ante Jannik. La movilidad es tremenda, están constantemente en la línea de fondo y no te dan un metro. No te regalan nada de tiempo. Es demasiado bueno para mí en este momento. Dicho eso, haré todo lo posible para competir ante ellos y levantar el trofeo. Hoy no he estado ni siquiera cerca de conseguirlo”.
A pesar de la importancia del choque, ambos protagonizaron un momento emotivo antes de la ceremonia, una escena que recordó al capítulo que compartieron Roger Federer y Rafael Nadal en la edición de 2009 en la Rod Laver Arena. En un gesto de humanidad, Sinner se acercó a Zverev para darle un abrazo y consolarle tras una nueva final de Grand Slam perdida en su carrera, buscando las palabras que fortalecieran a su recién derrotado adversario.
“Estaba muy alicaído y emocionado en ese momento. Me ha visto y me ha dicho que ganaré uno de esos trofeos a lo largo de mi carrera. ‘Eres demasiado bueno como para no hacerlo’, fueron sus palabras”.
“Ha sido un momento duro para mí porque había llegado muy bien hasta la final. Pensaba que tendría una nueva oportunidad al estar sintiendo muy bien la pelota. Creía que estaba en disposición de competir”.
“Ha sido algo difícil para mí. Es la tercera vez que me toca ver a un compañero levantar el trofeo. Estar ahí al lado es complicado, porque no hay nada que desee más que sujetar uno de esos trofeos con mis manos”.
