Alcaraz Se Destapa En Vogue

Dan Jackson/Vogue

Carlos Alcaraz sigue afirmándose en el mundo de la moda, esta vez siendo protagonista de un reportaje en Vogue. En el amplio artículo, Alcaraz aborda su amor por el ajedrez, su sentido de la moda y su admiración por Roger Federer, entre muchos otros temas.
 
La pieza brinda una nueva visión de las rutinas, hábitos y caprichos de la nueva superestrella del ATP Tour. El murciano de 19 años también habla de lo que llamó un “mal período” después de que ganó el US Open en septiembre pasado para sumar su primer título de Grand Slam y ascender por primera vez al No. 1 del Pepperstone ATP Ranking.
 
Lee un extracto del reportaje a continuación.

Alcaraz creció a poco más de una hora [de la academia de Ferrero], en un pueblo a las afueras de Murcia llamado El Palmar, un lugar que todavía visita los fines de semana. Todos se conocen, dice, y tiene los mismos amigos con los que salía cuando era niño. Hace unos 40 años su tío abuelo construyó allí un club de tenis, en lo que era un campo de tiro al plato, y el abuelo de Alcaraz, Carlos, se unió al emprendimiento. Más tarde, el padre de Alcaraz, quien jugó tenis profesional hasta que no pudo continuar, se convirtió en el director. Así nació Carlitos, dice, “con el tenis en la sangre”. Su hermano mayor, Álvaro (ahora 23), jugó en torneos antes que él, y sus hermanos menores (de 13 y 11 años) son tan apasionados por el tenis como el resto de la familia, incluida su madre, que hasta hace poco trabajaba como dependienta en IKEA. Alcaraz consiguió su primera raqueta a los cuatro años y, según cuenta su padre, lloraba cuando tenía que dejar de jugar para ir a cenar a casa. Su vida social giraba en torno al club de tenis.
 
Cuando tenía 12 años, era un jugador lo suficientemente serio como para ser patrocinado por Babolat y Lotto. Un amigo de la familia que es dueño de Postres Reina, una empresa de yogures y postres con sede en Murcia, ya le había dado el dinero que necesitaba para ir a un torneo juvenil en Croacia y seguía cubriendo gran parte de sus gastos de viaje. Ferrero lo vio jugar por primera vez en esta época. “Ya había oído hablar de él”, dice su entrenador. “Especialmente el hecho de que estaba haciendo muchas cosas diferentes: lanzamientos y globos y correr hacia la red, cosas que los niños pequeños no hacen, pues simplemente se quedan atrás, pelean y corren. Era muy dinámico, ya se podía ver eso”.
 
La rutina de Alcaraz son esas varias horas de tenis al día, más entrenamiento y fisioterapia, y una siesta después de comer. Come lo que quiere, pero sano. Por las noches intenta aprender inglés. “He mejorado, ¡pero tengo un largo camino por recorrer!” Ocasionalmente, ve una película y prefiere, apropiadamente, lo que él llama suspenso o motivación. ¿Películas motivacionales? Pregunto, un poco confundido. “Sí”, responde. “Sylvester Stallone. Ya sabes: Rocky Balboa”.
 
... Un pasatiempo es el ajedrez. “Me encanta el ajedrez. Tener que concentrarse, jugar contra alguien más, estrategia, tener que pensar en el futuro. Creo que todo eso es muy similar a la cancha de tenis”, dice Alcaraz. “Hay que intuir hacia dónde va a mandar la pelota el otro jugador, hay que adelantarse y tratar de hacer algo que le incomode. Así que lo juego mucho”.

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