Buenos Aires

La Simpleza De Los Alcaraz En Su Paso Por Buenos Aires

La familia Alcaraz suma cinco generaciones en El Palmar, una pedanía murciana de poco más de 24 mil habitantes que ya se conoce en todo el mundo gracias a las gestas deportivas del joven Carlos. 

Pero detrás de la estrella hay todo un entorno que lo mantiene con los pies en la tierra. La humildad y el don de ‘gente’ del team Alcaraz son parte importante para comprender la historia que sigue escribiendo un apellido cincelado con una raqueta. Y hay situaciones y acciones que hablan más que las palabras. 

Al arribar a Buenos Aires en su regreso al Tour luego de varios meses, y al ir por primera vez al club, Carlos Alcaraz González, padre de Carlos, sorprendió a Martín Jaite, director del Argentina Open, con algo que no estaba en libreto y nadie esperaba: se presentó y le mostró una foto en la que se observa al ex Top Ten luego de ganar un torneo Satélite en 1983, en Murcia. Uno de los alcanzapelotas que acompañan a Jaite en la imagen era justamente, el papá de Carlitos, que conservaba esa foto en la casa de sus padres y le pidió a Jaite que la firmara para tenerla de recuerdo. 

“Yo tenía solamente 12 años y para mi, en ese momento, fue algo hermoso. Cuando vinimos para acá lo recordé y decidí traerla a Martín como un presente”, recordó Alcaraz Sr a ATPTour.com. La imagen se sitúa en la Real Sociedad Club de Campo de Murcia, conocida como “Tiro de Pichón”, que es el sitio en el que se formó Alcaraz. Ahora ya es parte preciada del mobiliario en la oficina de Jaite. 

El propio Carlos podría haber sido tenista también. De hecho, cuando tenía 14 años le ofrecieron enviarlo a la Academia de Tenis Bruguera en Barcelona, pero no pudo hacerlo por una cuestión económica: afrontar semejante gasto en ese momento no era posible en casa.

Aún así, llegó a disputar algunos torneos del circuito, se destacó a nivel nacional y se dedicó a dar las clases de tenis, un oficio que le permitió estar siempre al lado de su hijo. Por sus manos han pasado cientos de niños a los que ha enseñado a moverse por la pista, a sacar… en definitiva, a divertirse con el deporte, aprendiendo valores que luego ponen en práctica en sus vidas. 

Su mejor alumno, claro, terminó por convertirse en el No. 1 más joven en la historia del Pepperstone ATP Rankings con apenas 19 años. 

Mientras Alcaraz es la revolución absoluta del Argentina Open y suelen armarse filas de cientos de personas que intentan alcanzar una foto con el ídolo español o al menos poder saludarlo, Carlitos ha mostrado en Buenos Aires que no tiene atisbo ni requerimiento alguno de una estrella. Todo lo contrario.

Cada vez que sus rutinas se lo permitieron, Alcaraz firmó autógrafos y se sacó selfies sin apuro y con calidez. Siempre con una sonrisa, agradece cada gesto de los fans y nunca se incomoda, todo lo vive con efervescencia y naturalidad. Desde que Alcaraz confirmó su asistencia al Argentina Open, la única diferencia con el resto de los tenistas es que él y su equipo tienen prioridad en el transporte para ir del hotel al club o a donde necesiten, y los organizadores le asignaron una persona de seguridad quien lo escolta en todo momento del día. 

Está acompañado además de por su padre, también su hermano mayor Álvaro, con quien anda en todo momento, por su tío, su agente Albert Molina, su fisioterapeuta Juanjo Moreno y Toni Cascales, el entrenador histórico de de Juan Carlos Ferrero, entrenador principal que no viajó a esta gira. 

“Es importante para mi siempre estar con mi equipo. Se que con ellos me voy a equivocar menos y que todo este nuevo mundo no me va a pillar de sorpresa en nada”, contó Alcaraz. “Al final, ellos pasaron por esto, y aprender de las experiencias de Juan Carlos, de Cascales, de mi familia, me ayuda a no cometer errores y poder seguir adelante más rápido y siempre intentando ser mejor”, dijo. 

Si bien era algo sabido, las personas que trabajan en el torneo no dejaron de sorprenderse ante la “buena onda” y la humildad de Alcaraz y su equipo y eso quedó plasmada en una imagen a mitad de semana.  Alcaraz llegó para entrenarse a una de las canchas auxiliares como cualquier día con su compatriota Bernabé Zapata Miralles, pero al arribar la pista recién había sido utilizada por otros jugadores y no estaba lista para ellos. Sin molestarse ni tener que esperar a los cancheros, Cascales pasó la rastra y el propio Alcaraz completó el trabajo, agarrando una escoba que descansaba sobre el alambre, para barrer los flejes y poder comenzar a entrenar. 

Esa no es la única pequeña historia que lo define a Alcaraz. Durante sus primeros partidos, tuvo la deferencia de invitar y dejó tickets para algunos jugadores argentinos de su edad con los que compartió momentos en tiempos de junior. 

Así, chicos como Alejo Lingua y Román Burruchaga, que aún aspiran en llegar al ATP Tour y juegan torneos menores, pudieron alentar a su amigo en las tribunas.  ¿Por qué lo hizo? “A mi me gusta ser una persona muy cercana. Tengo muy buenos amigos de cuando era junior, con los que compartí muchas cosas y llevaba tiempo sin verlos y reencontrarme con ellos es algo que me alegra mucho”, resumió. 

“Siempre he tratado de llevarme bien con la gente que prácticamente voy a compartir todos los días de mi vida. Yo intento ser amigable, y es importante para mi”, define Carlitos. Así pasa sus días el No. 2 del mundo, siempre sonriendo, compitiendo y disfrutando de este deporte como nadie más.