
Su característico pelo rubio, fría mirada y su juego despiadado desde la línea de fondo, Bjorn Borg desprendía un carisma que cautivó a los aficionados. ¿Cómo mantenerse inalterable bajo presión? Tenía una intensidad que marcaba la diferencia, lo que le sirvió para ganarse el apodo de ‘Hombre de hielo’ y lo llevó a asaltar el No. 1 de mundo en el PIF ATP Rankings.
Borg no fingía esa calma inexpugnable. Era parte de su ADN.
“Lo más difícil para un jugador de tenis es el apartado mental, psicológico”, señaló Borg. “Vale, tienes que estar en forma, esa es una parte. Pero, mentalmente, cuando saltas a la pista estás solo. Si juegas en un deporte de equipo o algo así, siempre puedes esconderte detrás de otros compañeros”.
“Pero en el tenis, estás solo. Tienes que tomar la decisión. ¿Qué debería hacer? Debes tener esa personalidad, la capacidad de manejar esas situaciones. Creo que esa es la diferencia entre ser No. 1 y No. 100. Todo el mundo puede jugar muy buen tenis, pero para estar en la cima, para ser No. 1, psicológicamente es muy difícil”.
A los 21 años, Borg ascendió por primera vez al No. 1 del mundo tan solo una semana en agosto de 1977, brevemente después de conquistar su cuarto título en el All England Club.
En un momento para la historia, en la final a cinco sets sobre el césped del Grand Slam británico, se impuso a Jimmy Connors y después le arrebataría la cima del ranking. De no haberse interpuesto Borg en el No. 1, Connors habría mantenido el liderato durante 245 semanas consecutivas, ocho más que el récord total de Roger Federer (237). Connors debutó como No. 1 durante 160 semanas y después de la interrupción de Borg, lo recuperó para conservarlo otras 84 más.
Hasta el día de hoy, Borg es el sexto jugador más joven en alcanzar la cima en el Club de los No. 1 ATP. Su breve paso inicial como número uno fue sólo una advertencia de lo que vendría después: Borg terminó su carrera con 109 semanas en total como el mejor jugador del mundo. ¿Qué se requiere para lograr algo así?
“En primer lugar, debes tener motivación, gran corazón y tenacidad”, respondió Borg. “Tienes objetivos: ‘Ya conseguí esto, pero quiero ser mejor’. Tienes que amar lo que haces. Cuando sales a la pista de tenis, tienes que amar cada momento”.
El revolucionario sueco, con un pesado efecto que le ayudó a ganar 66 títulos ATP Tour, conquistó seis coronas en Roland Garros y otras cinco más en Wimbledon. Tres años consecutivos (1978-80), Borg consiguió el doblete Roland Garros-Wimbledon. En 1979 y 1980, Borg también levantó el título en las Finales ATP. Tenía una sed inagotable de victorias.
“Perder no formaba parte de mi personalidad”, reconoció Borg. “Lo más bonito era ganar. Eso es por lo que como niño —cuando creí— entrené, sacrifiqué tantas cosas en mi vida. Pero lo bonito es que ganas, ‘¡Guau! Lo es todo”.>/p>
Borg anunció su retirada en enero de 1983 con sólo 26 años. Volvió a comienzos de los 90, pero no consiguió ganar un partido. Acabó su carrera con un récord de partidos de 654-140, según el índice de victorias y derrotas Infosys ATP.
El jugador nacido en Sodertalje es uno de los 29 jugadores que forman parte del Club de los No. 1 aTP. Su sexta y última etapa como No. 1 fue de 46 semanas, entre el 19 de agosto de 1980 y el 2 de agosto de 1981. Consiguió acabar como No. 1 al final del año (ATP Year-End No. 1 presented by PIF) en 1979 y 1980.
“Estoy muy orgulloso de ser parte del Club de los No. 1. Esos 29 jugadores estamos orgullosos”, indicó Borg, que fue el primer sueco en la cima del PIF ATP Rankings, donde más tarde se unirían sus compatriotas Mats Wilander y Stefan Edberg. “Para mí ser el mejor jugador del mundo, significa mucho”.
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