Es un año de cambios para Pablo Carreño Busta. A los 33 años, el español comenzó la pretemporada anunciando que terminaba su relación profesional con su entrenador Samuel López, con el que llevaba nueve temporadas juntos, y emprendió una nueva aventura en el TEC de Sergi Ferrer Salat, el grupo de alta competición que lidera Albert Costa, ex No. 6 del PIF ATP Rankings.
Carreño Busta, que estuvo casi un año y medio alejado de la competición como consecuencia de una lesión en su codo derecho, llegando a coquetear incluso con la retirada, regresó a mitad de 2024 en Roland Garros, iniciando una nueva etapa tras esa importante lesión.
Tras sumar sus primeras victorias en el ATP Tour en la gira estadounidense de verano (Canadá y Cincinnati), el español alcanzó en Winston-Salem las semifinales (p. ante Michelsen), su mejor resultado en muchos meses, Carreño Busta terminó la temporada tratando de lograr victorias que le permitiesen seguir alimentando su confianza.
Así, y dentro de su nueva planificación para 2025, el jugador gijonés tomó la decisión de marcharse a Barcelona para trabajar con Costa, buscando así un cambio de rumbo que le permitiese afrontar nuevos objetivos.
El español, que comenzó la temporada jugando la United Cup bajo los colores de España y luego sumó un triunfo en el Abierto de Australia contra Yamil Majchrzak, trabaja ahora bajo el mandado de Víctor López Morón y la supervisión de Costa, con amplia experiencia en el banquillo de muchos jugadores del ATP Tour.
Envuelto en un camino en el que busca volver a ocupar plaza entre los 10 mejores del PIF ATP Rankings, posición que tuvo en 2017, Carreño Busta intentará darle continuidad a sus recuperación de lesión en el codo, ahora sin dolor, en un 2025 que se antoja clave para que el gijonés pueda reengancharse a las posiciones nobles de la élite.
