
John Newcombe estaba a punto de retirarse del tenis profesional antes de alcanzar la cima del deporte.
Frustrado y lleno de incertidumbre, el australiano estuvo cerca de colgar la raqueta en 1973. En lugar de ello, regresó con fuerza y, en 1974, se convirtió en el segundo jugador capaz de ocupar el No. 1 del PIF ATP Rankings.
"Estaba preparado para dejar el deporte. Volví a mi rancho de Texas y mi esposa me dijo: 'piénsalo durante un par de días'. No había jugado mucho ese año, así que mi ranking se había desplomado", recuerda Newcombe.
"Me dije, 'bueno, si voy a jugar, tengo que ponerme serio. Jugaré durante nueve meses y después me retiraré".
Lo que comenzó como un último esfuerzo para retirarse por sus propios medios se convirtió en un estado de forma excepcional, demostrando que Newcombe ni mucho menos estaba acabado.
"Era el 10º cabeza de serie en el US Open [1973] y fue campeón. Después, gané la mayoría de los torneos que disputé camino de las WCT Finals [1974] en Dallas y también salí campeón. Después de esto me convertí en No. 1 mundial", dijo Newcombe.
Apenas 10 días después de su 30º cumpleaños, Newcombe sucedió a Ilie Nastase como No. 1 del PIF ATP Rankings. El australiano permaneció en la cima del 3 de junio al 28 de julio de 1974, cuando el estadounidense Jimmy Connors tomó el testigo en la cima.
Con su icónico bigote y un juego tan recio como su imagen, Newcombe era un clásico jugador de saque y volea. El australiano sorprendía a sus rivales con una implacable actividad sobre la red, imponiendo sus volea de derecha para terminar los puntos en la media pista.
Newcombe, que disputó su último partido profesional en 1981, era la viva imagen de la dureza de la vieja escuela. Analizaba excepcionalmente bien a sus rivales y les desmontaba tácticamente. Sin embargo, no todo giraba en torno a la estrategia. La resistencia de Newcombe también le permitía superar batallas ante cualquiera.
El australiano levantó 41 títulos individuales, incluyendo siete copas de Grand Slam, llegando a sumar 468 victorias en el circuito a lo largo de su brillante carrera.
Parece justo reconocer que hizo bien en seguir el consejo de su esposa y postergar durante casi un año su retirada a principios de los años 70.
"Es un enorme honor haber sido coronado No. 1 del mundo", dijo Newcombe. "No hay demasiada gente que pueda decirlo. Soy un privilegiado".