
Novak Djokovic ha convertido la excelencia en un sinónimo de su carrera. Una de las figuras más legendarias del deporte moderno, el balcánico coleccionó récords imborrables en la historia del ATP Tour, haciendo de las victorias un destino casi necesario en su camino.
Ahora, cerca de cumplir los 38 años, el balcánico convive con una realidad razonable. Las derrotas y las victorias conviven de la mano, con una paridad pocas veces vista en su carrera. El serbio, que este sábado quedó eliminado a las primeras de cambio en el Mutua Madrid Open, asume con entereza el presente que debe afrontar.
“Debo decir que es una nueva realidad para mí”, indicó el balcánico, que acumula un balance de 12-7 en la temporada 2025. "Intentar ganar un par de partidos, sin pensar en llegar lejos en el torneo. Es un sentimiento totalmente distinto a mis 20 años de carrera profesional. De alguna forma, es un nuevo desafío enfrentar este tipo de sensaciones, saliendo pronto de forma habitual en los torneos. Imagino que es el ciclo de la vida y de una carrera, en algún momento tiene que ocurrir. Voy a intentar usarlo como motivación para el futuro”.
Ese fuego interior no fue suficiente para frenar los golpes de Matteo Arnaldi, vencedor en un duelo intenso en el Estadio Manolo Santana. El italiano, que solo había logrado una victoria Top 5 en toda su carrera, apretó los dientes para tumbar al tres veces campeón sobre la arcilla de la capital española.
“En los últimos 20 años no he sentido lo que he vivido en estos últimos 12 meses”, indicó Djokovic en un discurso repleto de humanidad. “Debo aceptar caídas prematuras, son demasiadas derrotas de este tipo. Pero esto parte del deporte y tienes que asumir las circunstancias e intentar usarlas a tu favor. No puedo sentarme aquí y quejarme sobre mi carrera. Pero es un sentimiento diferente que debo aceptar y gestionar de una manera especial”.
El balcánico, el jugador más laureado de la historia en eventos ATP Masters 1000 con 40 trofeos, asumió una salida en blanco de la Caja Mágica, algo nada habitual en una trayectoria de oro. Pese a la situación, Djokovic miró al futuro con una madura resignación.
“Siempre intento ser optimista, porque sé lo que soy capaz de haber. Pero las cosas son diferentes, con mis golpes, mi cuerpo, mi movimiento,… Es una realidad que tengo que aceptar. Intentaré aprovechar estas circunstancias, especialmente en los Grand Slam, que son los torneos que significan más para mí y donde quiero recuperar mi mejor nivel. Veremos lo que sucede”.
“La presión es parte del deporte y de lo que hacemos al máximo nivel. Nunca va a desaparecer, pero ahora siento una presión distinta. Siempre que entro en pista tengo nervios, siento estrés, todo aquello que notan los otros jugadores, y también siento emoción. Todavía me gusta competir, aunque se ha convertido en un desafío mayor para mí”.