Novak Djokovic alcanzó este viernes su séptima final de Roland Garros tras tolerar una batalla física en París, donde la historia del tenis espera ante sus pasos. El balcánico prevaleció en la dureza de su pulso de semifinales ante Carlos Alcaraz, afectado por calambres en el fragor de una batalla que no pudo resistir a partir de la segunda manga.
“Le he dicho que tiene mucho tiempo por delante”, explicó Djokovic en la rueda de prensa posterior a la semifinal. “Estoy seguro de que ganará varias veces Roland Garros. Es un jugador muy completo ya ha ganado un Grand Slam y es el No. 1 más joven en la historia de nuestro deporte. Tiene muchas cosas para emocionarse de cara al futuro”.
Con 1-1 en el tercer set, Alcaraz necesitó detener el encuentro gravemente agarrotado en las manos y en su pierna derecha, necesitando la asistencia del fisioterapeuta de inmediato. El murciano, que apenas ganó un juego más hasta el cierre del partido, recibió palabras de alabanza de su adversario.
“Siento un gran respeto por haberle visto aguantar hasta el último punto. Tenía evidentes problemas de movilidad”, reconoció Novak con deportividad. “Ha sido una pena por los aficionados, por la importancia de este partido para ambos, pero así es el deporte. Sucede cuando juegas a una altísima intensidad y ambos lo hicimos durante los dos primeros sets”.
En un escenario majestuoso, a sus 20 años, Alcaraz intentaba convertirse en el campeón más joven del torneo desde que Rafael Nadal (19) levantase su primera Copa de los Mosqueteros en la temporada 2005. Una realidad que rodeó de focos al pupilo de Juan Carlos Ferrero desde el primer peloteo en la capital gala.
“Quizá por primera vez en su carrera se esperaba que él ganase”, razonó Djokovic. “Ya no era un candidato intentando ganar el título y tratando batir a un favorito. Ahora, probablemente, la historia era al revés. Tal vez esto le haya afectado, pero todo es un proceso de aprendizaje, es parte de la experiencia”.
La despedida de Alcaraz en París fue simplemente un punto y seguido en una carrera meteórica en el ATP Tour. Para Djokovic, que sucedería al español en el No. 1 del Pepperstone ATP Rankings en caso de alzar la copa de París, el futuro brilla con luz propia en manos de su adversario.
“Ha mostrado una madurez enorme durante los últimos dos años. Llegó al circuito ganando su primer título y apenas un año después levantó su primer Grand Slam y se convirtió en No. 1. Siento un enorme respeto por eso”, subrayó. “Tiene un gran entrenador y un gran equipo de personas a su alrededor. Su carrera será muy exitosa si logra mantenerse sano, porque tiene el juego”.
Ahora, presente en su séptima final de Roland Garros, Djokovic buscará dar el último paso en el torneo. El balcánico, que buscará su 23ª corona grande, podría convertirse en el primer jugador capaz de ganar al menos tres títulos en cada Grand Slam, un hito histórico en el deporte. Y las piezas parecen haber encajado justo a tiempo.
“La calidad de mi tenis ha sido muy alta, hice el mejor partido del torneo en el momento clave”, reconoció. “Ahora, estoy en disposición de competir por otro título de Grand Slam. He tenido la suerte de jugar por la historia en estos últimos años. Me gusta esa sensación, es un privilegio hacer historia en el deporte que amo. Mi motivación está por las nubes. Queda un paso más, ojalá pueda tener el trofeo en mis manos”.
Campeón en las ediciones de 2016 y 2021, Djokovic aspira a liderar por primera vez en su carrera el listado histórico de campeones de Grand Slam. Una cima que actualmente comparte junto a Rafael Nadal con 22 trofeos individuales en su vitrina. Y una montaña que ansía coronar en solitario a partir de este domingo.
“Los Grand Slam son mi principal motivación. He ganado el primer grande de la temporada y estoy en la final del segundo. Me halaga ver que hay récords sobre la mesa pero necesito sumar otra victoria para estar en esa lista. Sé lo que necesito hacer. Estoy plenamente enfocado con mi equipo. Ya estamos pensando en el siguiente rival y ojalá podamos levantar el título”.
“La presión siempre está sobre mis hombros y esta vez no será distinto. Es parte del deporte y de mi vida. Tener presión es un privilegio”, reconoció. “La historia es algo que siempre me persigue, y me enorgullece estar en disposición de escribirla en este deporte”.
