
Esta es una anécdota con trasfondo y mensaje. La noche en la que el Arsenal eliminó al Real Madrid en los cuartos de final de la Champions League, por un resultado global de 5-1, Andy Murray, gran aficionado del conjunto londinense, agarró su teléfono móvil y le mandó un mensaje a Rafael Nadal, con el que no hablaba desde hacia bastante tiempo.
“Hola Rafa, ¿cómo estás?”, escribió el británico. “¿Qué tal la vida? Espero que estés muy bien y que tu familia también. Te mando un abrazo fuerte”.
Todavía decepcionado por la derrota del Real Madrid, Nadal tardó cinco segundos en comprender la verdadera intención del mensaje del campeón de tres títulos de Grand Slam.
“Y luego me di cuenta que era una de sus brillantes ideas, con su típico humor británico”, explicó Nadal. “Y la verdad que fue brillante. Me reí solo, me sacó una sonrisa en un momento en el que no tenía ganas de reírme”.
Durante el homenaje que Roland Garros le realizó al 14 veces campeón de la Copa de los Mosqueteros el domingo en la Philippe Chatrier, Roger Federer y Novak Djokovic escucharon la divertida historia en palabras de Nadal, con Murray cerrando la escena con rostro pícaro. Fue una de las imágenes que más llamaron la atención: los cuatro rivales, seguramente los más grandes que ha visto la historia, riéndose a carcajadas sobre la tierra batida de una de las pistas en las que libraron numerosas batallas.
Rivalidades bien entendidas, ejemplo de legado.
“Ha sido una forma de entender el deporte y la vida”, argumentó el español. “Al final, creo que esto es un mensaje positivo. Queremos ganarnos con todas nuestras fuerzas, pero para llegar a ese nivel de exigencia no tienes que odiar al rival”, añadió. “Esta es la cuestión. Creo que no hay necesidad de odiar al rival para querer ganarle con todas las fuerzas. Se puede admirar al rival y respetarlo al máximo, y aún así querer ganar con todas tus fuerzas y esforzarte al máximo para conseguirlo. Y este es el legado más allá de los resultados”.
Djokovic, Nadal, Federer . Murray han estado décadas peleando por los títulos más importantes del circuito en todos los rincones del planeta. Los cuatro suman 69 trofeos de Grand Slam, además de innumerables récords por los que han peleado entre ellos a cara de perro. Y, sin embargo, eso no les ha hecho perder el norte jamás, convirtiendo al Big-4 en un caso único en la historia del deporte, y un ejemplo para todas las generaciones venideras de nuevos tenistas.
“Confío y espero que sea algo que haya podido servir para las nuevas generaciones”, pidió Nadal. “En el mundo actual, más crispado de lo que a la mayoría nos gustaría, más radicalizado también en muchos sentidos, estos mensajes positivos y de tranquilidad pueden ser muy buenos para muchas personas”, siguió. “Nosotros nos tenemos que sentir orgullosos por la manera en la que hemos llevado nuestras carreras desde el principio hasta el final; con nuestros momentos mejores y peores, con nuestros momentos de mayor o menor rivalidad. Pero al final siempre hemos entendido que esto era un juego y muchas veces no es fácil, pero creo que lo hemos conseguido”.