La Ciudad Eterna coronó a un jugador perpetuo.
Carlos Alcaraz hizo historia este domingo al conquistar el Internazionali BNL d’Italia, logrando el séptimo trofeo ATP Masters 1000 de una colección construida a ritmo de vértigo. Con apenas 21 años, el español colocó en la vitrina el 19º título de su carrera en uno de los escenarios más emblemáticos del ATP Tour, convirtiendo el Foro Itálico en una pieza más de su legado. Si la tierra batida es un terreno de prestigio especial, el murciano consolidó su estatus como gran dominador del momento.
El No. 3 del PIF ATP Rankings tuvo que desbloquear un partido de aroma imposible, superando por 7-6(5), 6-1 al gran ídolo local Jannik Sinner, invicto en la presente temporada y montado en una racha de 26 triunfos consecutivos. Con un carácter ganador ante su máximo rival, Alcaraz firmó uno de los triunfos más especiales de la temporada, una prueba de nivel que llegó en el momento más importante de todos sobre tierra batida: días antes de intentar proteger su trono en Roland Garros.
"Estoy muy feliz por ganar mi primer título de Roma, ojalá no sea el último", dijo Alcaraz. "Lo primero que quiero decir es que me alegra ver a Jannik de vuelta a gran nivel. Seguro que no ha sido sencillo regresar después de tres meses y llegar a la final de un Masters 1000 en su primer torneo. Es algo inmenso y debo felicitarle".
"Estoy orgulloso de mí mismo, por la manera en que he afrontado mentalmente el partido. A nivel táctico, creo que lo hice bastante bien del primer al último punto. No ha sido una montaña rusa. He mantenido un buen nivel durante todo el partido, así que estor orgulloso por todo lo hecho hoy", dijo Alcaraz, que amplió hasta el 7-4 su ventaja en el Lexus ATP Head2Head sobre el italiano.
Por encima de todo, Alcaraz se abrió paso hasta el título con una sensación de soledad en la arcilla.
“¡Sinner! ¡Sinner! ¡Sinner!” bramaba la grada en cada cambio de lado, alentando al máximo ídolo local en busca de una gesta histórica. Que el No. 1 del mundo estaría arropado en cada golpe quedó claro desde el principio, como había ocurrido en cualquier partido del torneo. Si un estadio de tenis puede transmitir fuerza, convertir los nervios del tenista en un esfuerzo extra, el Campo Centrale se convirtió en una caldera absoluta bajo el sol.
La pasión de la afición italiana se hizo sentir como nunca en un momento clave del primer set. Allí, con las piernas ya calientes y el corazón acelerado, Sinner levantó la primera pelota de rotura en un combate siempre igualado. Un duro primer servicio sobre el cuerpo de Alcaraz, que no logró poner la pelota en pista, sirvió para salvar la situación, llegar al 3-2 en el marcador y desatar la algarabía en el graderío.
Ese momento de tensión dio paso a una batalla sin tregua, con la potencia de Alcaraz y la fortaleza mental de Sinner como ingredientes principales. La derecha del español intentó marcar la pauta en el partido, pero sus golpes siempre encontraron respuesta en las piernas del italiano, liberado de las molestias que lastraron su rendimiento en las semifinales. Los dos jugadores más imponentes del momento dejaron clara una realidad: sus estilos siempre garantizan partidos eléctricos sin importar la superficie.
En un primer parcial sin respiro, Alcaraz también atravesó un vía crucis en sus manos. El murciano tuvo que levantar dos pelotas de set antes de alcanzar el desempate, sobreviviendo a una situación crítica con 5-6 15/40 que resolvió con variedad en su servicio. Después, en una muerte súbita con un peso gigantesco en lo mental, donde atrapó tres primeros puntos impecables, consiguió resistir al ambiente para pilotar el marcador.
El esfuerzo tuvo un efecto inmediato en la dinámica del partido, abierto como una cremallera desde ese momento. Consciente del trabajo por completar, Alcaraz apretó los dientes hasta arrebatar a Sinner sus dos primeros turnos de servicio del segundo set. Una ventaja de 5-0 dejó en silencio a una grada hasta entonces intensa, atónita ante la perseverancia sin excepción del vigente campeón de Roland Garros.
El murciano no se permitió resquicio alguno en su concentración, enfocado en seguir punto a punto la receta marcada por Juan Carlos Ferrero desde el banquillo. Si Alcaraz era el último jugador capaz de vencer a Sinner, inalcanzable sus rivales desde la final de Pekín el pasado mes de septiembre, este domingo subrayó una evidencia: cuando la competición exige un extra, ninguno como él para aguantar la mirada ante el italiano.
Alcaraz sucedió en el trono romano al alemán Alexander Zverev, al que superará este lunes para regresar al No. 2 del PIF ATP Rankings. El español, primer jugador capaz de ganar tres títulos ATP Tour esta temporada (Róterdam, Montecarlo, Roma) se consolida también como No. 1 de la PIF ATP Live Race To Turin.
"Todos los ojos están ahora puestos en París, en Roland Garros", aseguró Alcaraz. "Derrotar a Sinner, ganar Roma,... Ambas cosas juntas me dan una gran confianza antes de ir a París. Siempre digo que las finales no son para jugarlas, sino para ganarlas. Me repito ese lema siempre que juego una final".
Tras pasar tres meses fuera de competición, Sinner firmó un torneo estelar hasta convertirse en el tercer jugador italiano capaz de alcanzar la final individual de Roma (Panatta, Zugarelli). El siguiente torneo en el calendario del No. 1 mundial será Roland Garros, donde partirá como primer cabeza de serie en busca de su cuarta corona de Grand Slam.
¿Sabías Que…?
Carlos Alcaraz se ha convertido en el quinto jugador capaz de ganar tres torneos ATP Masters 1000 diferentes sobre tierra batida desde la creación de la categoría en 1990. El español, campeón en las pistas del Madrid, Montecarlo y Roma, sigue la estela de figuras como Rafael Nadal, Novak Djokovic, Gustavo Kuerten y Marcelo Ríos.