
Carlos Alcaraz ha decidido preparar sus semifinales del US Open ante Novak Djokovic con un plan muy medido: entrenándose el miércoles por la mañana en las pistas de Flushing Meadows y descansando el jueves, en la víspera del gran duelo frente al serbio. Pero en la jornada del miércoles habrá un añadido muy especial: el No. 2 del PIF ATP Rankings aprovechará también para salir a jugar al golf junto a Sergio García, uno de los mejores golfistas españoles de la historia, ganador del Masters de Augusta en 2017 y de The Players Championship en 2008.
Alcaraz, que en los últimos años ha intensificado su pasión por el golf, ha explicado en varias ocasiones qué significa este deporte para él y cómo le ayuda a desconectar en mitad del exigente calendario del circuito.
“Empecé a jugar a principios de 2020”, reconoció el español. “Me encanta. De niño iba al driving range a golpear algunas bolas y me gustaba, pero desde 2020 empecé a jugar más, a salir al campo y a jugar hoyos”, prosiguió. “Me enamoré del golf. Empecé a jugar cada vez más. Me vi mejorando y eso me enganchó aún más. Me siento en paz cuando salgo a jugar al golf en el campo. Mañana [por el miércoles] voy a jugar con Sergio (García) y con David (Puig) también, así que intentaré aprender de ellos. Mi hándicap ahora mismo es 14. Está bajando, pero lleva tiempo. Para mí es un privilegio tener tiempo para jugar un poco al golf”.
Basta con conocer que Alcaraz viaja con sus propios palos de golf cada vez que puede para descubrir la verdadera importancia que el joven de 22 años le otorga a este deporte.
“Depende del torneo, pero, por ejemplo, para esta gira me traje mis propios palos, tanto a Cincinnati como aquí a Nueva York”, confesó. “Cada vez que puedo, me escapo a jugar un poco al golf porque me encanta el ambiente. Creo que el ambiente que se vive en un campo de golf es especial. Solo tú, jugando con tu equipo, con algunos amigos o con quien sea. Tienes toda la atención únicamente en hacer el mejor golpe posible”, prosiguió. “Luego, cuando caminas hacia el siguiente hoyo, olvidas todo lo demás y simplemente disfrutas del momento y de estar con tus amigos o con el entorno. Me encanta sentirme así. Por eso trato de jugar todo lo que puedo”.
Más allá del simple disfrute, el español subraya la importancia del golf como vía de concentración y desconexión.
“Aunque juegue con gente, muchas veces me encierro en mí mismo”, confesó. “Al final, también hay que concentrarse en cada golpe, y yo creo que eso me mete en mi burbuja. Es muy necesario no pensar en nada, sino simplemente en el siguiente golpe. Por eso el golf es muy importante para mí”.
Su vínculo con el golf se ha hecho aún más visible con gestos dentro de la propia pista de tenis. Durante este US Open, Alcaraz ha celebrado todas sus victorias haciendo un swing de golf con la raqueta. Lo hizo el primer día porque estaba Rory McIlroy en la grada viendo su estreno contra Reilly Opelka, y lo ha mantenido luego en todos los triunfos posteriores.
“Lo hice en primera ronda porque Rory estaba allí, y creo que se lo debía”, dijo Alcaraz. "Me parece una gran celebración que me viene bastante bien. Fue bastante decente”.
La admiración por McIlroy va más allá de lo simbólico. “Era la primera vez que le conocía”, apuntó el campeón de cinco títulos de Grand Slam. “Fue un honor. Le admiro mucho. Soy un gran fan del golf. El último día del Masters yo acababa de ganar Montecarlo y en mi celebración estaba con el teléfono animándole, apoyándole. Fue una experiencia increíble conocerle y tener la oportunidad de hablar un poco con él. Como persona, parece alguien genial, muy cercano. Como deportista, ha demostrado de lo que es capaz, su swing, su golf. Es simplemente increíble verle jugar. Le admiro mucho”.
Alcaraz vive estas jornadas previas a la semifinal con Djokovic en un delicado equilibrio entre la intensidad de los entrenamientos, el descanso necesario y la búsqueda de momentos de desconexión. Y ahí el golf se ha convertido en su mejor aliado: un espacio donde puede evadirse de la presión, entrenar su concentración de otra forma y, de paso, compartir experiencias con leyendas como Sergio García.