
Si bien el entrenador Yari Bernardo nació y creció en Italia, son sus nuevos vínculos con El Salvador los que han marcado un capítulo trascendental en su carrera, especialmente en el proceso de guiar a Marcelo Arévalo, actual número 1 del PIF ATP Doubles Rankings.
Además de ser el capitán salvadoreño de la Copa Davis, Bernardo ha guiado a Arévalo a la conquista de 14 títulos del circuito, incluyendo dos memorables victorias de Grand Slam en Roland Garros, en 2022 junto a Jean-Julien Rojer y en 2024 con Mate Pavic.
“En los últimos seis años, he aprendido más que en los últimos 30”, declaró Berardo a ATPTour.com, reflexionando sobre su evolución a través de la doble función de capitán nacional y entrenador de élite. “Sin duda, el rol de capitán en la Federación me ha impulsado en mi carrera como entrenador”.
Marcelo Arévalo y Yari Bernardo celebran el triunfo en Roland Garros 2024. Foto: Yari Bernardo.
Durante su carrera como jugador en la década de 1990, Bernardo compitió en numerosos torneos profesionales en Centroamérica. Esta familiaridad regional sentó las bases para una relación con la Federación Salvadoreña de Tenis y, finalmente, para su naturalización como salvadoreño.
“La Federación necesitaba a alguien cercano para impulsar el equipo de Copa Davis”, dijo Bernardo. “Tuvimos que hacer algunos trámites, pero acepté naturalizarme. Fue una buena oportunidad para mí, ya que me ayudaron con todos mis gastos. Fue un gran logro para mí: quizás no podría jugar para Italia, de donde soy”.
“Aquí comenzó mi relación con El Salvador, y en ese entonces, Marcelo era solo un niño”.
Tras alcanzar el puesto número 809 del mundo, Bernardo se retiró a los 26 años para dedicarse profesionalmente a la docencia. Aunque regresó a Italia para trabajar con algunos de los mejores juveniles, sus vínculos con El Salvador, y en particular con la familia Arévalo, se mantuvieron intactos.
“Conozco a Marcelo desde que tenía unos seis o siete años. Cuando jugaba la Copa Davis, recuerdo a su hermano Rafael, de pequeño, practicando en la federación, pero nunca vi a Macelo en esa época. De niño, Marcelo era uno de los 10 mejores juveniles de la ITF”.
“Empecé a seguirlo [a Marcelo] cuando empezó a jugar profesionalmente. De vez en cuando le escribía: ‘¡Oye, mucha suerte hoy! ¡Has hecho un buen torneo!’”.
El hermano mayor de Marcelo, Rafael, exjugador que se enfrentó a Roger Federer en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, es ahora presidente de la Federación Salvadoreña de Tenis. En 2019, fue clave para que Bernardo fuera capitán de la Copa Davis, una decisión que revitalizó su trayectoria como entrenador.
Esa evolución también ha moldeado su filosofía como entrenador. Si bien el talento natural es valioso, Bernardo cree firmemente que el trabajo incansable en la cancha de entrenamiento es lo que distingue a los buenos jugadores de los grandes.
“Para ser un buen entrenador, no se puede trabajar con todos los jugadores de la misma manera”, añade Bernardo. “Para mí, una de las claves es dedicar muchas horas en la pista. Para mejorar el saque, podemos hablar de lo que quieras… Pero al final, si no haces 2000 saques a la semana, no lo vas a lograr. Esta es mi filosofía”.
Yari Bernardo y Marcelo Arévalo en el Rolex Monte-Carlo Masters 2025. Foto: Corinne Dubreuil/ATP Tour
Bernardo aprendió esto de primera mano mientras viajaba como entrenador con el ex número 9 del mundo, Nicolás Massú, de 2006 a 2013. Ambos trabajaron juntos durante la recta final de la carrera de Massú, y desde entonces, el contraste entre los tipos de jugadores ha influido en el enfoque flexible de Bernardo.
“Cada jugador es diferente”, añade Bernardo. “Nico era un tipo con mucha sensibilidad. Lo ecuerdo muchas veces, calentando para los partidos, y después de 15 minutos se detenía y decía: ‘Estoy bien’. Lo respeto, por supuesto. Creo que los entrenadores deben adaptarse a las necesidades de los jugadores en ese momento, y lo respeto siempre, pero con Marcelo es algo muy diferente. Nunca me ha pasado que después de 15 minutos me diga: ‘No, estoy bien’”.
Esa mentalidad inquebrantable ha dado sus frutos. Además de dos títulos de Grand Slam, Bernardo ayudó a Arévalo, junto con Pavic, a conseguir por primera vez el número 1 de fin de año, un honor presentado por PIF, en 2024. Más recientemente, Arévalo y Pavic se convirtieron en la sexta pareja en la historia en completar el codiciado "Doblete del Sol" al ganar títulos ATP Masters 1000 consecutivos en Indian Wells y Miami. Sin embargo, a pesar de las victorias que definieron su carrera y que equivalieron a esa hazaña, los recuerdos más preciados de Bernardo con Arévalo no nacieron bajo el brillo de la gloria de Grand Slam, sino en la presión de las eliminatorias de la Copa Davis.
Marcelo Arévalo y Yari Bernardo celebran en las Nitto ATP Finals 2024. Foto: Yari Bernardo.
“Con Marcelo, algunos de los momentos más emotivos se dieron en partidos clave de la Copa Davis”, dijo Bernardo. “Uno fue contra Zimbabue en el Grupo II, y el otro contra Jordania. Fueron partidos clave: Marcelo jugaba individuales, luchaba como un león y ganaba como un valiente soldado”.
“Por supuesto, ganar Roland Garros en 2022 y 2024 fue un momento destacado. Pero para mí, personalmente, estos momentos de la Copa Davis fueron los momentos más destacados de nuestra relación, eso sin duda”.
Esa pasión emocional es algo que Arévalo aporta a cada partido, sin importar la ocasión. Es conocido como uno de los jugadores más animados. Pero encontrar la dinámica adecuada en la cancha junto al estoico Pavic ha sido un asunto de equilibrio.
“Son dos jugadores completamente diferentes”, dice Bernardo sobre Arévalo y Pavic. “Con Marcelo, si no se motiva, no puede competir. Necesita sentir la energía del exterior; la necesitamos siempre, pero también necesitamos un equilibrio para no molestar a Mate. Él tiene su propia manera de llegar a ese momento preciso del partido. Así que necesitamos equilibrar a los dos jugadores”.
Sin embargo, es un equilibrio que parece estar funcionando. Con el apoyo de su equipo, Arévalo y Pavic han demostrado su compatibilidad al más alto nivel.
Marcelo Arévalo y Mate Pavic durante el Australian Open 2025. Foto: Peter Staples.
“No piensas en la final, no piensas en ganar, piensas en el siguiente partido”, explica Bernardo. “Esto es lo que hacemos. Yo, Marcelo, el entrenador de Mate, Oliver Marach, nuestro otro entrenador, Carlos Teixeira. Es lo que hacemos todos. Vamos partido a partido. Pero después de ganar dos Masters 1000, por supuesto, miras atrás y dices: ‘Oye, lo hicimos bien’. No es fácil”.
Sin embargo, la misión conjunta de Bernardo y Arévalo va más allá de los trofeos. Les apasiona usar su éxito para impulsar el tenis en El Salvador, un país donde el deporte aún está relegado a un segundo plano frente a pasatiempos más tradicionales. Uno de los pilares clave de ese esfuerzo es la Academia de Tenis de Arévalo, Forty Love.
“Estamos tratando de impulsar mucho más este deporte en El Salvador”, dice Bernardo. “No es fácil. El Salvador es un país de gastronomía, fútbol, fútbol americano. Con una figura como Marcelo, y con su trabajo el mío y también el de su hermano, la Federación Salvadoreña de Tenis está creciendo. Estamos tratando de ayudar a los mejores niños a crecer. Estamos tratando de impulsar el tenis profesional”.