El camino al No. 1 mundial rara vez transcurre en línea recta. Sin embargo, algunos están plagados de más obstáculos. Especialmente aquellos que apartan a los jugadores de lo alto de la montaña, poniendo a prueba su carácter para regresar a la cima.
Para celebrar el 50º aniversario del Pepperstone ATP Rankings este mes, el historiador de tenis Joel Drucker reflexiona sobre cinco destacados regresos al trono.
Andre Agassi en el US Open 1999. Imagen: Jamie Squire/Allsport
Andre Agassi llevaba tiempo siendo el principal activo del tenis. No obstante, en noviembre de 1987 estaba disputando un torneo ATP Challenger Tour en su ciudad natal de Las Vegas. No. 1 mundial apenas dos años antes, Andre ocupaba el peldaño No. 141 en ese momento.
El espíritu de Agassi había sido herido tras perder ante Pete Sampras en la final del US Open 1995. Durante los siguiente dos años, Agassi apenas se dedicó al tenis. En 1997 renunció a disputar el Abierto de Australia, Roland Garros y Wimbledon.
El punto más bajo llegó ese otoño con una derrota en la primera ronda de Stuttgart. De inmediato, el estadounidense mantuvo una conversación con su entrenador Brad Gilbert. Como escribiría Agassi en su autobiografía Open, 'Me dije, OK, Brad, no estoy preparado para dejarlo. Dime qué debo hacer, y lo haré". De regreso al Challenger Tour.
"Mi caída de la cima fue algo comparable a ver a Bruce Springsteen tocar en el bar de la esquina", aseguró Agassi sobre su camino hacia la final en Las Vegas. "La gente hablaba de la cura de realidad que era para mí. Sin lugar a dudas. Estaba luchando ahí fuera, muy lejos de donde había estado. Pero qué lugar habría sido más hermoso para iniciar el regreso que tu patio trasero".
A principios de 1998, la renovada dedicación de Agassi estaba clara, ilustrada con fuerza por su victoria ante Sampras en febrero en la final ATP Tour de San José (California). Al cierre de la temporada, Agassi se había colocado como No. 6 mundial. Eso, sin embargo, era apenas el prólogo de lo que estaba por llegar.
En la primavera de 1999, Agassi sufrió una lesión de hombro, pero fue convencido por Gilbert para jugar Roland Garros. Después de varias eliminaciones en rondas tempranas, alcanzó la final del torneo por tercera ocasión. En dos ocasiones Agassi partió como favorito sin levantar el trofeo. Esta vez todo fue distinto. Andre remontó dos mangas para vencer a Andrei Medvedev y completar el Grand Slam ganando los cuatro majors.
Desde ese momento, las cosas fueron mejores: una final en Wimbledon, el título del US Open, levantando en Nueva York una desventaja dos mangas a una ante Todd Martin. Con esa victoria, Agassi regresó al No. 1. Más tarde escribiría sobre ese momento: "Es la primera vez que he sentido, o que me atrevo a decir, que soy maduro".
Novak Djokovic en las Nitto ATP Finals 2018. Imagen: Peter Staples/ATP Tour
La fecha era 5 de junio de 2018. Novak Djokovic entró en la sala de conferencias de Roland Garros. Acababa de perder en cuartos de final ante el No. 72 mundial Marco Cecchinato. Era el quinto Grand Slam consecutivo en que el serbio caía antes de pisar las semifinales.
Djokovic estaba tan desmoralizado que, al ser preguntado sobre sus planes para Wimbledon, respondió de inmediato: "No sé si voy a jugar en hierba". Dado que fueron unas palabras pronunciadas justo después de una dura derrota, solamente un iluso creería que Djokovic se iba a perder uno de los torneos de mayor prestigio.
Pese a todo, al cierre de Roland Garros, Djokovic ocupaba el No. 22 mundial. Habían pasado más de 11 años desde que Novak fuese un jugador ajeno al Top 20 (octubre de 2016).
Celebrando los 5⃣0⃣ años del Pepperstone ATP Rankings 🎉🎉
— ATP Tour en Español (@ATPTour_ES) August 7, 2023
Aquí tienes algunos de los ascensos y regresos a la cima más espectaculares de nuestra historia.@pepperstonefx | #ATPRankings | #50thAnniversarypic.twitter.com/smHBQ5bTDk
Como 12º cabeza de serie en Wimbledon, Djokovic se abrió paso hasta las semifinales. Entonces, construyó una obra maestra: victoria sobre Rafael Nadal, un clásico disputado a lo largo de dos días que Djokovic ganó 10-8 en el quinto set. Un triunfo que culminó batiendo a Kevin Anderson en la gran final.
El renacimiento de Djokovic continuó en el US Open, culminando la gesta al vencer al campeón de 2009 Juan Martín del Potro. El 5 de noviembre, tras alcanzar la final del Rolex Paris Masters, Djokovic regresó al No. 1 mundial.
La semana siguiente en Londres, al inicio de las Nitto ATP Finals, Djokovic reflexionó sobre este viaje. "Si me lo hubieran dicho cinco meses atrás... Siempre creó en mí mismo, pero era muy improbable en aquel momento teniendo en cuenta mi ranking y la manera en que estaba jugando y sintiéndome en pista... Podré hablar con más profundidad sobre ello cuanto termine la temporada, y ojalá lo haga como No. 1".
Pese a ser derrotado en la final por Alexander Zverev en Londres, Djokovic ganó sus primeros cuatro partidos en el evento broche de temporada en mangas corridas para asegurar su objetivo.
Carlos Alcaraz con el trofeo year-end ATP No. 1 presented by Pepperstone. Imagen: Corinne Dubreuil/ATP Tour
Érase una vez, en un pasado reciente, un ambicioso y joven jugador de tenis llamado Carlos Alcaraz. Este carismático español no sólo ha emergido como una estrella. Es una supernova que ilumina cada pista en la que juega.
En 2021, Alcaraz cumplió 18 años y registró un buen número de resultados relevantes. El más destacado fue su clasificación a cuartos de final del US Open, con la victoria ante el No. 3 del mundo Stefanos Tsitsipas en el tie-break del quinto set como lo más destacado. Ese esfuerzo hizo de Alcaraz el jugador más joven en llegar a cuartos de final de un Grand Slam en más de 30 años. El No. 141 del mundo al inicio de 2021, acabó ese año como No. 32.
En la primera mitad de 2022 pasó el ‘Cometa Carlos’. Alcaraz, rápidamente, fue acumulando un título tras otro. A partir de febrero enlazó los trofeos sobre la tierra batida de Río de Janeiro, en abril en pista dura de Miami y la arcilla de Barcelona, mientras que en mayo conquistó la tierra de Madrid.
Su actuación en Madrid fue particularmente increíble, donde derrotó a Rafael Nadal y Novak Djokovic antes de levantar la corona. E, incluso, más importante aún fue que Alcaraz exhibió algo que todos los aficionados desean: la mayor variedad posible de golpes, pasión por la competición y deportividad.
Más tarde, en la ciudad que nunca duerme, Alcaraz iluminó Nueva York. El cuarto cabeza de serie del US Open, a sus 19 años, acabó conquistando el título. No fue fácil. Tres de sus victorias fueron en cinco sets, incluida la de Jannik Sinner en cuartos de final, en la que tuvo que salvar un punto de partido en cinco horas y 15 minutos. Fue un duelo para la historia que terminó a las 2:50 am.
La final fue menos dramática, Alcaraz derrotó a Casper Ruud en cuatro sets. Con esa victoria, el español ascendió al No. 1 del mundo, convirtiéndose en el jugador más joven en llegar a lo más alto en la historia del Pepperstone ATP Rankings. “Bueno, es increíble para mí”, reconoció entonces. “Nunca pensé que iba a lograr algo así a los 19 años. Todo ha llegado muy rápido”.
Roger Federer conecta una derecha en Wimbledon 2017. Imagen Peter Staples/ATP Tour
En febrero de 2018, Roger Federer tenía 36 años. La manera en la que el maestro suizo hizo retroceder las manijas del reloj en los 13 meses anteriores podía compararse a la época más brillante de su increíble carrera.
En enero de 2017, Federer llegó a Melbourne para disputar el Abierto de Australia. Había estado sin competir durante seis meses, tras una lesión en la rodilla que sufrió en Wimbledon.
Federer era el favorito No. 17. Hacía más de cuatro años desde que había ganado su último Grand Slam. ¿Y cómo respondería su rodilla?
Pero en Las Antípodas, Federer encontró su antigua magia. Seis victorias lo llevaron hasta la final. Para poder levantar el trofeo, tendría que superar a su rival más icónico, Rafael Nadal, que dominaba la rivalidad entonces por 23-11.
El suizo, que ya era el jugador más completo que se ha visto, exhibió un revés aún más sólido durante el torneo: pegando antes y más duro. El objetivo principal era desactivar el efecto que Nadal es capaz de imprimir en su drive de zurdo. Con 1-3 abajo en el quinto set de la final, Federer jugó de manera brillante, ganando cinco juegos seguidos para levantar un nuevo título de Grand Slam, probablemente el más satisfactorio.
Aún hubo tiempo para más tenis de calidad. En Wimbledon, Federer ganó el torneo sin perder un set, siendo el primer hombre en hacerlo en 41 años. En enero de 2018, se presentó en Melbourne para defender su corona.
Y así fue cómo el 19 de febrero de 2018, Federer regresó a lo más alto que había estado en los cinco años anteriores: recuperó el No. 1 del mundo. “Creo que alcanzar el No. 1 es el gran reto en nuestro deporte”, indicó. “Esto quizás sea el que más significa para mí [más que cualquier otro logro] en mi carrera, ser el No. 1 y disfrutarlo a los 36 años, con casi 37. Es un sueño hecho realidad, no puedo creerlo”.
Muster entrena pese a estar lesionado en 1989. Imagen: Exler/ullstein bild via Getty Images
Talento es una palabra que se asocia con algo supuestamente innato, elegancia y sin esfuerzo. Lo define en el tenis Roger Federer. Pero como dijo otra leyenda del tenis, 39 veces campeones de Grand Slam como Billie Jean King: “La persistencia es un talento”.
Y en el tenis, nadie dio vida de forma más visceral a este término que Thomas Muster.
Los argumentos de Muster eran grandes golpes de fondo, una gran forma física y una intensidad competitiva al nivel de otros legendarios zurdos como Jimmy Connors o Rafael Nadal.
A principios de 1989, Muster ya había ingresado en el Top 20 y había ganado cinco títulos ATP Tour, todos sobre tierra batida.
Con la intención de demostrar que era capaz de ganar en cualquier superficie, Muster llegó en enero a las semifinales en la pista dura del Abierto de Australia. Continuó mostrando un gran tenis en Miami en marzo. En la semifinal, Muster se rehizo de dos sets en contra frente a Yannick Noah para ganar una plaza en la final frente a Ivan Lendl en un torneo designado de manera no oficial como el quinto Grand Slam.
La victoria ante Noah significa que Muster asaltaba el Top 10 por primera vez. Y con la gira sobre tierra batida a la vuelta de la esquina, sus posibilidades de seguir ascendiendo se asomaban en el horizonte.
Pero llegó la tragedia. Cuatro horas después de ganar a Noah, mientras buscaba en su coche, fue atropellado por un conductor borracho, que le provocó una lesión en los tendones de la rodilla izquierda. Esto conllevó cinco meses de rigurosa rehabilitación. Un vídeo icónico muestra a Muster en silla de ruedas, con la pierna levantada, haciendo series de derecha.
Una vez que se recuperó, Muster volvió a ascender en el ranking. Su actuación en 1995 fue enormemente productiva. Ese año, ganó 12 torneos, incluyendo el único Grand Slam de su carrera en Roland Garros.
La perseverancia se vio compensada el 12 de febrero de 1996, cuando Muster se elevó hasta el No. 1 del mundo por primera vez, casi siete años después de aquella noche en Miami. “No sé cuánta gente puede decir que han sido No. 1 en algo, el mejor del mundo”, dijo. “Me encanta este momento”.
Entre la tragedia y el éxito, Muster se había demostrado ser uno de los competidores más persistentes en el mundo del tenis.
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