Stich: "Contra Pete Era El Enfrentamiento Que Estaba Buscando"

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Al ver a un par de prodigios alemanes adolescentes irrumpir enfáticamente en escena a mediados de los 80, Michael Stich no pudo evitar inspirarse. Boris Becker y Steffi Graf estaban al frente y esta era dorada del tenis alemán recién comenzaba.

Stich también estaba a punto de dejarse arrastrar y con eso llegó la expectativa. Solo 11 meses más joven que Becker y como ex mejor junior de su país, era inevitable.

Así que el escenario parecía apropiado después de que Graf ganara su tercera final femenina en Wimbledon en 1991, cuando Stich eclipsó a su compatriota más consumado, Becker, un día después por lo que terminó siendo su único trofeo de Grand Slam. Completó una barrida alemana de los trofeos individuales ese año, la última vez que ha sucedido hasta la fecha.

Si bien fue el momento más definitorio de la carrera de Stich, hubo otro elemento que marcó dos años después y ocupó una gran parte de su corazón. La victoria en el ATP World Championships fue su declaración de triunfo en casa, prueba de que su avance en Wimbledon no fue una casualidad, y contra el No. 1 del mundo Pete Sampras en la final, nada menos.

“Volver a Frankfurt fue un gran objetivo”, dijo Stich a ATPTour.com. “Tenía mi lista de deseos y ganar el Masters era una de las cosas más importantes que puedes lograr en el deporte”.

“Hubo mucha presión, fue mi mejor año. Gané cinco títulos al entrar, pero no lo hice bien en los Grand Slams. Así que el campeonato de fin de año fue mi oportunidad de brillar”. 

En 1992, fue Becker quien brilló para conseguir el trofeo en Frankfurt, pero como campeón defensor no logró clasificar un año después. Stich, sin embargo, dio a los fans locales muchos motivos de emoción cuando vio a Andrei Medvedev, Michael Chang y Jim Courier en la etapa de todos contra todos, antes de lograr dos desempates contra Goran Ivanisevic para llegar a la final contra Sampras.

“No jugué mi mejor tenis hasta la final, pero parecía que estaba mentalmente muy concentrado porque sabía lo que quería lograr”, dijo Stich. “Jugar contra Goran siempre fue difícil, ya que nunca tenías muchas oportunidades, aunque yo tenía un buen récord contra él”.

“Michael [Chang] siempre fue un gran competidor, Jim [Courier] estaba leyendo su libro en el cambio de final, así que esa era una atmósfera extraña. Contra Pete, el mejor jugador, ese fue el enfrentamiento que estaba buscando y jugué un gran partido”.

La victoria elevó a Stich al No. 2 del mundo, el mejor de su carrera, y terminó siendo el único jugador en la década de 1990 en ganar este torneo invicto. Su triunfo 7-6 (3), 2-6, 7-6 (7), 6-2 sobre Sampras fue el tercero de seis enfrentamientos entre la pareja, un libro de cuentas de cabeza a cabeza que finalmente terminó 5-4 en favor del alemán.

Sin embargo, era la última vez que se clasificaría para el evento. A pesar de haber alcanzado la segunda de sus tres finales de Grand Slam en Nueva York solo unos meses antes, Stich siguió los pasos de Becker cuando, como campeón defensor, no pudo clasificar para los siguientes Campeonatos del Mundo ATP en 1994.

Seis de los 18 títulos a nivel de gira de Stich, más la Copa de Grand Slam, llegaron en casa y en todos los eventos alemanes en ese momento, en todas las superficies. Claramente disfrutaba jugar como local.

Sin embargo, su aparición debut en el Campeonato Mundial ATP pintó una imagen muy diferente. Como campeón reinante de Wimbledon, Stich experimentó un bautismo de fuego jugando en casa en un gran escenario en 1991, ya que no pudo ganar un set contra Sampras, su víctima final de Wimbledon, Becker ni contra Andre Agassi.

“Obviamente, para mí, al ganar en Wimbledon y ganar en las cuatro superficies, tenía tantas ganas de jugar en este gran estadio de Frankfurt, pero resultó ser un desastre desde mi punto de vista”, dijo Stich. “No fue un buen primer Masters el que jugué. Fue una experiencia que me hizo entender cómo jugar en mi país de origen y reaccionar ante la afición alemana. No fue una buena experiencia deportiva, pero desarrolló mi personalidad”.

Habría una gran oportunidad a finales de los 80 y 90 para competir en casa. Pero fueron necesarias esas tres convincentes derrotas en Frankfurt en el debut para aprender a hacer frente a las expectativas de una nación loca por el tenis como Alemania, tan acostumbrada a un gran éxito.

“Aprendí a entender que todos en Alemania querían que lo hiciera bien, pero cuando [no estaba] tan involucrado emocionalmente y no jugaba bien, se sintieron frustrados en mi nombre porque querían que lo hiciera bien”, dijo Stich. “Una vez que aprendí eso, realmente entendí cómo trabaja el público alemán y lo usé para mi ventaja, pero me tomó el torneo de final de año de 1991 para darme cuenta”.

Durante 10 años Alemania fue sede de los Campeonatos del Mundo ATP, ahora llamadas las Nitto ATP Finals. Tanto Becker como Stich canalizaron esta presión en casa hacia el éxito en Frankfurt antes de que el evento se trasladara a Hannover después de seis años. Mientras competía en días tan embriagadores por el tenis alemán, Stich admitió que no siempre fue una relación fácil con fans tan expectantes.

“Boris y yo teníamos diferentes tipos de bases de fans”, dijo Stich sobre jugar en Alemania. “Creo que tuve grandes fans y tuve mucho aprecio entre la base de fans y los medios, pero siempre es lo mismo”.

“Si hay alguien que fue el primero, que tuvo un gran éxito antes, como Steffi o Boris, o Michael Schumacher en la Fórmula Uno, incluso con Sebastian Vettel como cuatro veces campeón de F1, siempre está Michael Schumacher. Gané todos los torneos en Alemania, me sentí cómodo jugando en casa. Quizás podría haber tenido más respeto, pero tuve mucha suerte de jugar en ese momento y ser parte de una gran era del tenis alemán”.