
Tommy Paul y Jessica Pegula no solo tienen en común que pertenecen a la élite del tenis —él es el No. 14 del PIF ATP Rankings y, ella, nada menos que la No. 6 de la WTA—. Además, ambos comparten visiones similares sobre cómo llevar su cuerpo en la competencia. Por algo tienen el mismo fisioterapeuta, el argentino Sebastián Cozzarín.
A él, nacido en Buenos Aires en 1984, le deben en gran parte su buen estado de forma actual. “Ellos no dejan de ser humanos. Por ser tenistas es muy probable que tengan una lesión porque exigen su cuerpo al máximo y generan más del 100% de estrés, pero nuestro trabajo es prevenir y tratar de que la lesión sea lo más tarde y leve posible”, explica en charla con ATPTour.com.
Antes de entrar en calor para un partido o una práctica, Paul y Pegula pasan sagradamente por las manos de Cozzarín, quien les hace ejercicios preventivos pensando en áreas como tobillos, columna, hombro, muñeca o cervicales. Y en ambos casos presta mayor atención a zonas con lesiones del pasado, como la cadera de los dos. Una vez se bajan de la camilla, siguen ejercitando las mismas partes, pero en el piso, y finalizan con estiramiento.
Casi una hora dura la rutina. Y el papel de Cozzarín también entra al final del día de cada jugador con un nuevo tratamiento en camilla, y algún procedimiento extra en alguna zona que pueda presentar una nueva carga. Pero ahí no termina el trabajo del argentino.
Además de su compañía, sus consejos son clave. Constantemente les está recordando que cuiden su cuerpo a través del descanso y el ahorro de energía, del alimento libre de gluten, de ayunos largos, de baños de agua fría y caliente, y de un menor uso del celular para evitar la luz azul de la pantalla. “Ambos son abiertos a incorporar nuevas cosas que les puedan sumar, y eso a mí me satisface”, explica Sebastián.
Todo su conocimiento proviene de mundos muy distantes del tenis. Su metodología la ha pulido ayudando a muchos atletas de otras disciplinas como rugby, un deporte que él mismo practicó hasta la pandemia en Buenos Aires, donde jugaba para Los Matreros. Además, ayudó a los boxeadores Errol Spence Jr y Alberto Palmetta, y al squashista Diego Elías.
Su llegada al tenis se dio a través del fútbol. “Estaba atendiendo a un niño de fútbol con una patología. Ese niño era hijo del entrenador de Kevin Anderson. A él le llamó la atención cómo trabajaba yo, y me propuso unirme al equipo de Kevin, que venía de sufrir muchas lesiones, entonces empezamos pensando en Australia 2022”, recuerda Cozzarín, graduado de la Universidad de Morón y con una especialización en la Universidad de Buenos Aires.
Una vez en el circuito y con Anderson decidido a retirarse, Cozzarín aceptó la propuesta de unirse al equipo con Tommy Paul en Wimbledon de ese año. El honor de estar junto al estadounidense traía una misión que parecía difícil de cumplir.
“Tommy venía con una lesión severa en el codo, de por lo menos cinco años. A veces no entrenaba saque porque sentía que se le moría el brazo y no podía sostener una raqueta. Lo habían querido operar, pero mi visión como especialista en terapia manual era distinta. Trabajando juntos la mejora fue notoria. Y en pretemporada pensando en 2023, su dolor desapareció en un 99%”.
La solución del problema del codo la encontró en otras partes del cuerpo: trabajando el cuello, el hombro y el tórax. Luego se vino el mejor nivel de Paul en el ATP Tour. Desde que fue semifinalista en Australia 2023 ha alcanzado un estatus que, a día de hoy, ha sabido mantener.
Jessica Pegula también ha visto resultados. Incorporó a Cozzarín en Madrid 2023, y desde entonces han coincidido en torneos mixtos, como el actual US Open, o en semanas en que Paul no compite. Aunque la estadounidense sufrió una lesión en las costillas que la hizo perder la última gira sobre arcilla, volvió con fuerza con título en Canadá y final en Cincinnati.
El trabajo con Cozzarín ha traído otros frutos para ambos: adoptar algo de la cultura argentina. Mientras Paul es cada vez más amante al mate, a los asados y a Diego Maradona, Pegula lo es de las empanadas y de aprender español. “Cuando estamos en tratamiento, vienen las clases para ella. Le hablo en español, y cada vez sabe más palabras”, explica.
Esta semana ha tenido aún más tiempo para compartir con los dos. Con ambos en segunda ronda del US Open y perfilados para seguir avanzando, Cozzarín seguirá siendo una de las personas más ocupadas del complejo mientras corre de aquí para allá para tratar a sus pupilos.