
Carlos Alcaraz ha sido protagonista en el US Open no sólo por su victoria en la primera ronda ante Reilly Opelka, sino por su radical cambio de look. El murciano apareció en Nueva York con la cabeza rapada y la historia detrás de ese corte de pelo no pudo ser más espontánea.
“Sentía que ya tenía el pelo muy largo antes del torneo y quería un corte”, se arrancó el No. 2 del PIF ATP Rankings. “De repente, mi hermano tuvo un malentendido con la máquina y… La única forma de arreglarlo era raparlo del todo. Y aquí está este corte”, explicó entre risas. “Para ser sincero, no está tan mal”.
Alcaraz, que en Roland Garros se llevó a Víctor, amigo y peluquero de confianza, dejó esta vez la tarea en manos de la familia.
“Nueva York está demasiado lejos”, dijo el español. “Tampoco soy un chico muy preocupado por el pelo. Pienso que crece rápido y en unos días estará bien. Simplemente pasó y ya está”.
El resultado, como él mismo reconoce, ha generado todo tipo de comentarios: tanto en las redes sociales como en el propio vestuario, entre los jugadores.
“Desde que la gente vio mi corte, no he escuchado otra cosa”, reconoció entre risas. “A algunos les gusta, a otros no. Yo me río con las reacciones. Es lo que hay, no puedo hacer nada más ahora mismo. Así que simplemente me lo tomo a risa”.
El propio Alcaraz no pudo evitar reírse de sí mismo cuando se vio en las pantallas del estadio, al entrar a la Arthur Ashe para medirse a Opelka.
“Fue gracioso cuando me vi en la pantalla, con el pelo tan corto y tan blanco. Era raro verme así”, dijo el ganador de cinco títulos de Grand Slam. Incluso bromeó con una supuesta ventaja: “Creo que fui más rápido con este corte de pelo”.
“Sí que es verdad que ahora llevo más la gorra porque en muchos sitios tengo frío en la cabeza”, confesó. “Es un estilo diferente, totalmente distinto a lo que la gente está acostumbrada a verme”.
Lo curioso es que su problema no termina aquí. “Cada vez que me corto, en dos o tres días ya ha crecido”, contó. “A veces me enfado, porque siento que no disfruto el corte el tiempo suficiente. Pero tampoco es algo malo: en tres días ya vais a ver otro pelo”.
Con naturalidad y humor, Alcaraz ha convertido un accidente con la maquinilla en tema central de conversación en el US Open. Y como él mismo admite, le sobra perspectiva para relativizarlo: “Es lo que hay… y a reírse”.