
Después de firmar un partido brillante ante Cameron Norrie en los cuartos de final de Wimbledon, Carlos Alcaraz se ganó el derecho a tomarse un respiro. Por calendario, el español disponía de dos jornadas sin competición -miércoles y jueves- antes de volver a saltar a la Centre Court este viernes para medirse a Taylor Fritz por un puesto en la final de Wimbledon. Y su planificación ha sido una combinación de entrenamiento, desconexión y descanso.
El miércoles por la mañana, como es habitual en días sin partido, el No. 2 del PIF ATP Rankings se entrenó en las pistas de Aorangi Park. Fue una sesión corta, de algo menos de una hora, pensada para no perder sensaciones ni ritmo competitivo, pero sin exprimir el físico. Alcaraz se mostró distendido, sin presión, en un ambiente relajado, consciente de que queda lo más importante del torneo por delante.
Por la tarde, cambio de escenario, aunque con verde todavía presente. El murciano aprovechó la buena temperatura de Londres (unos 23 grados) para hacer una de las actividades que más le gusta cuando tiene tiempo libre: jugar al golf. Ya lo había advertido días atrás en rueda de prensa: si encontraba un hueco, iría a desconectar al campo de golf. Y así fue. Una manera ideal para despejar la mente sin perder la concentración competitiva. Entremedias, el joven de 22 años no perdió detalles de las victorias de Jannik Sinner ante Ben Shelton y de Novak Djokovic frente a Flavio Cobolli, ya que podría verse las caras con uno de los dos en caso de avanzar a la gran final.
El jueves, directamente, fue un día libre completo. Sin tenis. Sin pistas. Sin raquetas. Alcaraz y su equipo pusieron rumbo a Londres para dar un paseo, disfrutar del día juntos y, sobre todo, bajar revoluciones antes de las semifinales con Fritz. Nada de entrenamientos, nada de rutinas marcadas. Un paréntesis calculado en mitad de la intensidad del torneo.
En su camino hacia la defensa del título, y como ha hecho durante gran parte de su corta carrera, Alcaraz ha apostado por una estrategia clara: mantener el foco, pero oxigenar el cuerpo y la cabeza. El viernes, volverá a escena en busca de una nueva final de Grand Slam. Y lo hará tras haber gestionado sus días libres como lo que ya es: un jugador maduro, que sabe lo que necesita en cada momento.